domingo, 11 de diciembre de 2011

VENTANAS ABIERTAS PARA TARIQ



Reconozco que me gusta el futbol…. En realidad, soy de las que mira el Marca y el As todos los días en la web para ver cómo va mi equipo…. He de confesar que soy del Recreativo de Huelva (La tierra tira…) y aunque hace muchos años que ya no vivo cerca del mar ni disfruto de las puestas de sol de mi tierra, todos los días miro cómo va mi Recre… En realidad, todos los días sufro cuando veo que no remonta y estamos a un abismo de subir a primera división…. Pero… EL FÚTBOL ES ASÍ!!!

Bueno, pues a lo que iba…. Ayer jugó mi Recre con el Huesca, y empató en casa. Mi reacción primera: 

-          JOOOOO!!! CON EL RECRE!! ES QUE NO HAY FORMA DE QUE GANE UN PARTIDO! 

Y seguidamente leo el titular: “ El Huesca sigue su buena racha con un gol de Tariq”. Os dejo el enlace por si alguien simpatiza con mi equipo :


Y tras el sofocón futbolero me centro en el nombre del jugador que  fastidió los 3 puntos del Recre: Tariq. Yo conocí un chico con un nombre parecido a  Tariq, sé que no era ese su nombre, pero fonológicamente se parecía mucho… Era un chico al que di clases cuando estaba de interina. Recuerdo que formaba parte de una familia muy numerosa, había nacido en España, pero su familia era inmigrante.  Tenía muchas dificultades para seguir el ritmo de su clase y aunque se intentó poner a disposición de la familia muchos de los recursos con los que contaba el centro, estaba muy claro que la secundaria era demasiado para sus posibilidades académicas. (A todo esto, aderezar el caso con un retraso mental, un deseo continuado por mantener en España tradiciones de su país de origen y un desinterés excesivo por parte de la familia en todo lo concerniente a su hijo). 

Un día, un compañero que coincidía con él en mi aula, fue corriendo delante de sus narices a abrir la ventana de par en par. No me dio tiempo a reaccionar….  (He de confesar que yo solía abrirla antes de que llegara, porque tenía un olor corporal muy fuerte, debido a la alimentación cargada de especies que formaban parte de su dieta diaria). Tariq se quedó callado y no dijo nada, el compañero no llegó ni a ser hiriente, le miró y le soltó a modo de excusa, aquello de:

-          Es que tengo mucho calor! (A todo esto, pleno mes de febrero… ¿CALOR???? O el muchacho era de Bilbao o era un farol o el tema iba más por el olor de Tariq).

Total, que no reaccioné, les miré y le dije: 

-          La dejamos un rato abierta y luego la cerramos.

Y comencé la clase. No pude decir nada al compañero, ya que yo hacía todos los días lo mismo y alguna que otra vez, este mismo alumno me veía abriéndola antes de que llegara Tariq… El caso es que yo sabía a qué se debía su olor (Incluso pregunté al profe de gimnasia si se duchaba tras su clase, porque el olor era más que penetrante…), pero no hice nada por explicárselo a su compañero, preferí no darle importancia o más bien olvidar el incidente…. 

¿Motivos? 

Yo creo que me cansé, que tiré pronto la toalla, al ver que su familia y él mismo no se integraban en la dinámica del centro. Más bien, me dejé guiar por mis compañeros que llevaban años con él e insistían que la familia no prestaba atención ni manifestaban ningún interés por las necesidades de su hijo…. Además, sabía que yo estaría poco tiempo allí y era una “guerra” que no quería batallar… 

Sólo una pregunta me hago hoy: 

Si Tariq no hubiera sido inmigrante y su familia hubiera sido otra… 

¿Yo hubiera luchado algo más por su inclusión dentro del aula, o hubiera dejado que pasaran las hojas del calendario tantos días como ventanas tuve que abrir en ese trimestre?




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